(Dedicado a mi sobrino Jorge Luis)
Narciso, vanidoso y arrogante,
al dulce amor de ninfa él declina,
hermosa diosa que por nada atina
y entonces triste deja un eco amante.
Narciso, vanidoso y arrogante,
al dulce amor de ninfa él declina,
hermosa diosa que por nada atina
y entonces triste deja un eco amante.
Embelesado mira su semblante,
reflejo suyo en agua cristalina
de aquel arroyo que le subordina
al propio goce de su mismo encante.
Su sed no apaga para estar mirando
su bello rostro que lo torna omiso
y lento su final, se va eclipsando.
Jamás logró romper perverso hechizo.
murió con su reflejo alucinando,
y en su lugar está una flor: Narciso
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