(Para Inés)
¿Lo recuerdas, Inés?
El destino cruzó nuestros caminos,
de lozanos y errantes peregrinos,
que fundimos uno a la misma vez.
¿Lo recuerdas, Inés?
Ese abrazo de nuestros corazones,
el beso que selló las ilusiones
y albergó tu inocente calidez.
¿Lo recuerdas, Inés?
Nos unimos sin fiesta, ni padrinos,
sin iglesia santa, sólo concubinos.
Es verdad, el amor no exige juez.
¿Lo recuerdas, Inés?
Nuestros libros juntamos, la frazada,
tu atril, muchas pinturas y más nada,
para nuestro hogar todo sencillez.
Nunca olvides, Inés.
De esas pinturas y de esos ideales
nacieron nuestros frutos conyugales
que los sueños prolongan en la vejez.
Nunca olvides, Inés.
En otoño las hojas caen secas
se marchitan las flores ya resecas,
pero primavera es una y otra vez.
Nunca olvides, Inés.
Cuidar las flores de tu corazón,
es tu hermoso jardín una canción
que susurra mi suave placidez.
Te confieso, Inés.
A pesar de los años, la quimera
nuestra de ésta perenne primavera,
la seguiré soñando cada vez.
martes, 7 de octubre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario