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Vaga mi alma perdida en el desierto,
la mirada suspensa en el vacío
en las noches del páramo sombrío,
sobrevuelo en la brisa sin concierto.
Solitario sin rumbo y sin puerto,
sin los sueños me surgen desvaríos
que parecen velados de rocío,
es un mundo de sombras que es incierto.
En la noche apagada sin estrellas
y pintada de gruesos trazos brunos,
agonizan los sueños de epopeyas.
No hay camino, tampoco atajo alguno,
aunque lejos está algo que destella,
a lo lejos titila en mi ayuno.
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