Torres gemelas gritan moribundas,
se hunden con muchas vidas desprovistas
por atroz atentado terrorista
que despierta venganza furibunda.
Todos lloran los seres que han perdido,
mas no hay nadie que llore o se conmueva
de la miseria y hambre que se lleva
a la muerte a un niño desnutrido.
Se derrumban diez torres cada día
llenas de humildes niños resignados
a su fatal destino desdichado
que finaliza en una noche fría.
Sin sueños ni ilusiones sobreviven,
en medio de basura de desechos
que nuestra sociedad deja en los lechos,
lejos de los obesos que se exhiben.
Hay silencio perverso y resignado,
unos callan el crimen por culpables,
otros callan glaciales e intocables;
mueren niños sin voz y desterrados.
Un día gritarán en rebeldía
y todos sentirán sus tristes ojos
cuando miren sus propios desalojos,
entonces ya no habrá más apatía.
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